Si Belphegor y Viper fuesen estudiantes de instituto~

Otro día más el timbre de la mañana les avisaba a todos los alumnos de la escuela Namimori que era la hora de entrar a las clases que daban comienzo.
Viper como siempre, había llegado pronto y a solas. No se llevaba bien con muchos de sus compañeros de clase a causa del caracter egoista, convenido y reservado que el adolescente de pelo azul poseia. Colocandose bien chaleco negro de su uniforme entró a la clase donde ya estaban casi todos sus compañeros, como era normal ninguno se volvió a saludarle, simplemente le ignoraron como era ya costumbre.

Al llegar a su siento, dejo la maleta a un lado y se sentó en la silla, por suerte aquel semestre le había tocado estar sentado al lado de una ventana, es por eso que se distraia las largas horas de clase mirando lo que pasaba en el patio interior del recinto escolar. Él, a pesar de esa personalidad que tenía, era uno de los alumnos más destacados su curso, nunca ha suspendido un examen y tampoco se había metido en problemas serios, solo pequeños altercados que no manchaban su expediente.

Suspiró aburrido, como era costumbre cuando el profesor entró en clase todos los alumnos se levantaron e hicieron una reverencia a este a modo de saludo. Los primeros días de clase no entendio muy bien la razón de porque hacía eso. El peliazul no era japones, sino que era italiano, pero llevaba ya un par de años viviendo en aquella ciudad, y tras muchas charlas de sus tutores para que se adaptase a las costumbres niponas, terminó por aceptarlas y hacer igual que los demás aunque para él no significasen nada en absoluto.

Justo cuando estaba caminando con tranquilidad hacia su instituto de buena mañana sonó el timbre, y a pesar que le quedaban cinco minutos para llegar y lo había escuchado siguió caminando con toda la calma del mundo. Era uno de los mejores estudiantes, superdotado le llamaban los profesores pero siempre, siempre llegaba tarde, su tutor ya había hablado con él sobre eso sin conseguir nada, también le habían reñido por llevar ese peinado que le cubría la mitad del rostro, le decían que traía problemas sociológicos pero no le importaba.

Ya con diez minutos de retraso entró en la escuela y subió a su clase, mirando por la ventana vio como se sentaban todos... seguro que acabarían de hacer el estúpido saludo matutino que Belphegor encontraba inútil. Con toda la cara dura del mundo corrió la puerta hacia un lado y entró y se dirigió al profesor.-Lo siento..~ me perdí y me encontré una señorita que merecía mis atenciones.- se relamió los labios, obviamente que era mentira todo y lo hacía solo para hacer enfadar al profesor. El rubio encontraba aburrida esa escuela, ya era según él ''el mejor estudiante de toda la institución'' pero no tenía más cosas que hacer que molestar a los demás. El profesor gritó al chico que se esperara fuera de clase hasta que terminara la hora. Mientras marchaba algunos muchachos le tendían la mano haciendo que el rubio chocara las manos. Realmente era popular y eso le subía el infinito ego que poseía.

Salió de clase y tal como había dicho el profesor se esperó allí, como no le daba la gana de estar de pie se sentó en el suelo y clavó su mirada en el techo... no había nada más interesante, algunas chicas apuradas que llegaban tarde y que el rubio delineó con la mirada y les silbó.

Y como cada mañana, desde la ventana, vio llegar al muchacho rubio, tarde, como siempre. Estrechó su azulada mirada, clavanandosela en el rostro oculto que siempre llevaba. No es que tuviese odio, solo es que le molestaba esa clase de personas, esas personas que se pensaban mejor que los demás, algo irónico, pues el peliazul hacía exactamente lo mismo, a su modo, pero lo hacía.
Cuando el rubio llegó a la clase, Viper fue el único en no volverse para mirarle, no merecia su atención, o al menos así lo pensaba. Tras la bronca diaria del profesor de turno escucho como este salía al pasillo.

Agachó un poco la cabeza y dejando que su melena azul ocultase su rostro, sonriendo con malicia, a pesar de que era conocedor de que al rubio no le importaba en lo absluto que le echasen la buya de esa manera, para Viper era una situación graciosa.

Tras ese suceso, el resto de la mañana pasó igual, sin ningún altercado más destacable para él, que vivía como en otra dimensión paralela al resto de los alumnos de la clase. Al llegar la hora del almuerzo, saco de su maleta la pequeña caja metalica de color purpura donde llevaba el almuerzo y se levantó, dispuesto a ir a comer a algún sitio alejado de los demás.

- Son tan molestos todos.... - murmuraba para si mismo mientras caminaba por el pasillo, sin importarle que alguien le escuchase.
A decir verdad, no era un chico para nada feo, era bastante apuesto, de ojos grandes pero rasgados en un profundo color azul, que iban a juego con su cabello extravagantemente azul, obviamente teñido, con un corte bastante largo. Por culpa de eso y de su complexión delgada y de estatura baja de espaldas podría hacerse pasar facilmente por una chica.

Cuando terminó la hora el profesor le dejó entrar, su asiento estaba a final y casi nunca prestaba atención a lo que ocurría a su alrededor, dibujaba o se la pasaba mandando notitas a una pelinegra de clase, de cabellos ondulados y peligrosamente desarrollada, poseía curvas que llamaban la atención al rubio y a sus hormonas. Tampoco no había día de clase que Belphegor se fijara en el peliazul, le atraía la atención ese chico tan silencioso y tan llamativo entre todos los japoneses, sabía que ambos eran italianos y también se interesaba por el tema, pero cuando Bel estaba con sus amigos se olvidaba completamente de Viper.

Y al fin, terminaron las clases y llegó el almuerzo los tres amigos del rubio y él salieron a fuera. No llevaba comida ya que el gracioso de su hermano gemelo se la había llevado para fastidiarle, ya se vengaría cuando volviera a casa. Mientras pensaba que jugarreta podría hacerle a su gemelo la voz de sus amigos le sacaron de su mundo.
-¡Bel! ¿Que tal te va con Kiara?-sí, se referían a la chica del cabello negro. El que preguntó eso le dio un codazo a Belphegor picarón.
-No te importa ni lo más mínimo ~ ushishishi.- decía con tono borde a pesar de su risa.

Inconscientemente sus ojos buscaron al peliazul, y no lo encontró, eso le puso ciertamente de mal humor y no supo porque, irritado se levantó y dejando con la palabra en la boca se fue a buscar a la pelinegra, no tardó mucho en encontrarla, acababa de salir del baño de las chicas y la agarró por la cintura y empezó a besarla violentamente, casi sin pensar... el mal humor tenía que descargarlo de otra manera.

Al llegar a la azotea, donde siempre solía comer a causa de que esta siempre estaba sola, se sentó apoyando la espalda en la pared, la brisa de media tarde acariciaba sus cabellos y le relajaban en cierto modo, estando solo era cuando mejor se sentía, bueno, estando solo y ganando dinero, esas dos cosas eran las que más gustaban al peliazul.
Mientras comenzaba a comer el par de pequeños bocadillos que llevaba como almuerzo, comenzó a pensar en el rubio. Sabía que también era italiano y que habían llegado casi al mismo tiempo a la escuela, pero después de eso, no sabía nada más allá de lo que veia; que tenía exito con las chicas y estaba rodeado de amigotes molestos, gritones e inútiles.

Frunció los labios de forma casi graciosa, molestó por recordar a los gritones de sus amigos, no soportaba a las personas así. Tras ese pequeño pensamiento, los demás fueron en la linea de lo normal, en los estudios, y que haría al llegar a casa después de su trabajo a media jornada en una tienda de isotería (Magia).
En ese momento llegaron los antes nombrados amigos de Belphegor, era algo normal que otros alumnos mayores o de su mismo curso, se metiesen con el peliazul, pero este no se quedaba atrás.
Por linea general era alguien pacifico que no hacia nada, a no ser que le pagasen por ello entonces se lo pensaba, pero si venian a molestarle, las pagarian claro.
La ventaja que tenía siempre era que al encontrarse en lugares a solas, si hacía algo ''malo'' nadie le echaria la culpa, ¿Quién iba a creer a ese par de idiotas si decían que el canijo de Viper les había pegado?

- Vaya, vaya, si esta aqui el italiano extravagante. - dijo el que era más alto de los dos. - ¿Comiendo tu comidita italiana~?

Viper simplemente les ignoró, continuando su comida tranquilamente, sabía que si les ignoraba o se marchaban o se ganarian un golpe.

- Oye, tú, canijo, deja de comer y haznos caso. - comentó irritado el otro integrante del duo, dandole una patada a la caja de comida del peliazul. Este al ver su acción, levanto la cabeza lentamente, mirando al ejecutor de la acción con fiereza, no le gustaba tampoco que tocasen sus cosas.

- ¿Qué es lo que quereis? - pregunto el peliazul, pero derepente algo no fue como siempre, ambos se le tiraron encima, nokeandole, y dejandole inmovilizado brazos y piernas. - ¿¡Qué coño queréis de mi, joder!? - gritó hecho una furia forcejeando con ambos en un intento de escapar y darles su merecino.
Pero ninguno de ellos respondió, solo rieron como idiotas. Uno de ellos, el más alto, saco una navaja de su bolsillo y la colocó en el cuello de Viper.

- Si te mueves más pienso dejarte una fea marca en tu bonita cara... - Automaticamente Viper se quedó quieto, tragando saliva algo nervioso y molesto por la situación.

- ¿Pero que demonios quereis de mi?. - volvió a preguntar, pero esta vez no gritando.

- Solo queremos divertirnos un poco. - dijo quien estaba apuntandole con la navaja. - Además ninguna chica quiere hacerlo con nosotros y tu casi pareces una, así que nos valdrás. - terminó la frase el otro chico mientras le comenzaba a quitar los pantalones.

Kiara se había pegado a Bel como una lapa, incluso le llegó a introducir dentro del baño femenino ahora vacío y el rubio con algo de sorpresa se debaja llevar. La chica le toqueteaba todo el cuerpo haciendo que se estremeciera y el rubio se dedicaba a manosearle los senos con descaro, excitándola ya más de lo que estaba. La fémina gemía deliciosamente al lado del oído de Belphegor y su cuerpo reaccionaba. Los besos se tornaron mucho más apasionados y las manos parecían volar entre sus cuerpos. La chica era ardiente con todas las letras.

Justo cuando el rubio pensaba que no podía estar mejor escuchó como la puerta del baño se abría y violentamente empujó a Kiara hacia un lado y salió furiosamente del baño ignorando a la chica de pelo castaño que se le quedó mirando con ojos como platos. Belphegor fue al baño de los chicos, se lavó la cara y tras secarse con papel volvió a donde supuestamente tenían que estar sus amigos.

Pero ahí no estaban.

Con todo el mal humor del mundo empezó a buscarlos por toda la escuela, no le gustaba que lo dejaran solo y encima sin avisar, siempre había sido él el líder del grupillo y ahora sus propios plebeyos lo dejaban tirado, era irritante.

Subía escaleras, mirando en cada piso haber si los encontraba, al no verlos en ninguna parte subió a la azotea, era el único sitio que le quedaba, pero sería casi imposible que estuvieran allí... el rubio se había fijado que el peliazul siempre subía allí a comer, y para nada sus amigos se relacionaban con él, bueno, le habían dicho algunas veces que se habían metido con él y acababan saliendo perdiendo, a Bel no le gustaba meterse con nadie demostrando su superioridad, no le hacía falta la fuerza bruta para saber que era más inteligente y apuesto que nadie. Abrió la puerta y por un momento entrecerró los ojos, le dolió la repentina luz solar a sus ojos claros, aún teniendo el flequillo le fastidiaba esa luz.

Escuchó unos gritos, la voz de sus amigos y cerró la puerta tras de sí, observando a las figuras que se movían violentamente.-Eh...¿Que estáis haciendo?- miraba a sus amigos que estaban casi encima de un alumno que pudo reconocer como Viper por el brillante pelo azul.-¿Os lo vais a follar?- preguntaba casi con desprecio a que necesitaran violar a alguien solo porque eran tan horribles que no conseguían mujeres.


-Sois patéticos.- con tono seco y cruel le dio una patada al que antes había estado quitando los pantalones a Viper.-Escoria.- y pateó al otro. No tenía mucha fuerza pero un golpe en el costado siempre hacia daño.

Escuchó como la puerta se abría y por primera vez en su vida se alegro de que alguien más subiese allí, aunque fuese solo por curiosear, cual fue su sorpresa al encontrarse con el rubio, amigo de esos dos animales que intentaban forzarle. Sonrió triunfal de medio lado al ver como el lider de la pequeña pandilla se acercaba y los pateaba, dejandole libre.
Rápidamente se apartó de ellos, agarrandose y colocandose bien la prenda que intetaban quitarle. Les dedico a los tres, incluso al rubio que le había salvado una mirada de odio y rabia contenida, sus grandes ojos azules estrechos brillaban con odio.

- Malditos pervertidos, os maldigo con 100 años de desgracias...- murmuró entredientes con rabia y sin más, sin recoger su caja que habia sido pateada se marcho corriendo. Su mente pasional le decia que se quedase y les patease el culo a amabos hasta que salgrasen en color negro, pero su mente racional le dictó que era mejor huir de alli, y así fue, se marchó corriendo.
Bajo las escaleras y se metió en el cuato de baño de los chicos, por suerte este estaba vació. Al llegar apoyó las manos en el lavabo y se quedó mirando su reflejo. Su cabello, ahora despeinado, se colaba por su rostro y sus mejillas estaban algo sonrojadas de la larga carrera que acababa de dar.
Cerró los puños con rabía de nuevo y sin más le propino un fuerte puñetazo su reflejo del cristal, rompiendolo en mil pedazos y por ende, haciendose unas feas heridas en los nudillos de la mano derecha.

En esos momentos no sabía si odiar aun más al resto del mundo u odiarse a si mismo por poseer ese aspecto que tanta atención llamaba de la gente indeseada. Tras unos minutos en los que logro intraquilizarse, limpió la herida y se la vendo con un simple pañuelo de tela que llevaba en el bolsillo del pantalón, tiñiendose este rápidamente de rojo.
Por suerte en ese momento sonó la campana que anuncianba el comienzo de las clases nuevamente. Sin más, se arregló un poco el cabelló y suspiró, recuperando su expresión seria e indiferente hacía el mundo. Salio de baño y fue hasta la clase nuevamente, sin mirar a nadie y a nada que no fuese su pupitres, donde tomó asiento, intentando no pensar en los sucesos que acaban de acontecer.

Con una ceja arqueada se quedó mirando a Viper como los maldecía y después se iba corriendo, iba a ir tras él pero uno de sus compañeros le agarró del pie pidiendo explicaciones del porqué se había comportado así, Belphegor le pisó la mano haciendo que lo soltara al instante y así poder marcharse con tranquilidad. Las tripas le rugían, tenía un hambre voraz pero ahora no le daba tiempo a comprar algo en la máquina expendedora pues acababa de sonar el timbre mientras bajaba escaleras. A regañadientes se dirigió a su clase.

Por el camino se encontró a la pelinegra pero la ignoró cruelmente, estaba ahora recordando al peliazul tal como estaba como lo había encontrado... realmente parecía una mujer, los cabellos despeinados y la cara toda sonrojada y sobretodo su vocecilla, realmente adorable.. ¿¡ADORABLE!? Belphegor se llevó una mano al rostro algo sonrojado, no podía pensar en esas cosas, eran ambos hombres, y tenía que verlo como un igual, sí o sí.

Entró en la clase sumido en su mundo y alzó la vista, allí estaba el peliazul como si nada, como aún faltaban dos o tres minutos para que llegara el profesor y subiera todo el mundo se le acercó y se puso delante suyo.-Quiero hablar contigo cuando terminen las clases...- le hablaba con calma, extraño en el rubio.-Es solo un momento ¿si?- Bel miró las grandes orbes de Viper y por unos instantes se perdió en ellas. Cuando volvió a la realidad todos estaban en su sitio y el profe acababa de entrar, el rubio corrió hacia su pupitre ignorando las miradas de Kiara... que pesada.

La primera hora Belphegor estuvo dibujando una especie de chico sonrojado, queriendo mortalizar el momento que había visto antes en la azotea, cuando lo terminó puso una ''V'' y cerró la libreta, se había sonrojado al darse cuenta de lo que acababa de hacer. ¿Por qué demonios no marchaba esa imagen mental? .. asquerosamente le daba morbo. Agitó la cabeza y se concentró en la pizarra, mirando como escribía el profesor las formulas de matemáticas.

Estaba completamente sumido en su mundo, cuando el chico rubio se acercó a su mesa y le dijo que quería hablar con él, que solo seria un momento, hizo ademán de replicar, pero entonces el profesor entró en la clase por lo que solo pudo asentir a lo que dijo. Por suerte se marcho a su asiento dejandole en paz.
Sacó los libros de la asignatura y los abrió, mirando a la pizarra como quien estaba prestando atención a lo que profesor explicaba, cuando mucho más alejado de la realidad, el peliazul estaba pensando en que era lo que el otro chico quería hablar con él.

La herida de la mano le dolia horrores, y para más ademán era la mano con la que debía de escribir. Por ello puso el libro abierto en pie sobre la mesa, haciendo de este una pequeña ''pared'' para que ni las personas de delante ni la de los lados pudiesen ver que estaba haciendo, tras cersionarse de que nadie le miraba, apartó de su mano herida aquella venda improvisada y observó la herida unos segundos, se percató de que tenía varios pequeños gristales clavados y por ello el dolor no paraba.
Con cuidado se los quitó, sin hacer ruido alguna de que le estaba doliendo, tras tirarlos a un lado,volvio a vendarse, encontrando mejoría en la herida.

El resto de las clases las paso sin ningún problema más, notaba que alguien le miraba y sabía perfectamente quien era, pero no se molestó en girarse para verle, nunca lo hacía y menos ahora lo iba a hacer por mucho que le hubiese ''salvado'' de aquella situación embarazosa.
Cuando el timbre dio el aviso de que las clases habían terminado por el día de hoy, Viper se levanto recogiendo sus cosas con cuidado, y metiendolas en su maleta, recordó que había dejado en la azotea la caja del almuerzo, pero no pensaba ir a por ella, ya iria mañana si es que aun estaba allí.

Tras ello salió de la clase, sin fijarse si el rubio estaba aun o no, simplemente salio y camino en dirección a la puerta, una vez alli se paro, apoyando la espalda en la pared.

- Esperare 3 minutos, si no viene en ese tiempo, me marchare, tengo demasiadas cosas que hacer...- se dijo a si mismo mientras miraba el reloj del su telefono móvil.

Fueron incómodas el resto de clases para él, no se enteraba de nada de lo que decían incluso alguno de sus amigos o la pelinegra le pasó una nota, los ignoró a todos como si no existiera nadie en esa clase, estorbaban. Tuvo que salir solo una vez a la pizarra a hacer un ejercicio y aunque no había prestado atención supo hacerlo de nuevo salvado por su super inteligencia. Al volver a la mesa observó al chico de al lado de la ventana, a ver si se fijaba en él, pero vio que ni siquiera durante dos segundos le miraba... de cierta manera le molestó, mucho.

Que lentas pasaban las horas, mira que para él las horas en clase eran eternas pero en esta en especial ¿Que quería decirle?.. lo había dicho sin pensar, ni siquiera tenía palabras preparadas, simplemente sentía que tenía que pedirle que se quedara y decirle algo, cualquier cosa. Aunque no podía soltarle cualquier tontería o seguro que nunca le volvería a hablar.

-Eh..¿Por qué miras tanto a Viper?-- escuchó un murmuro en su espalda de un colega suyo, le ignoró de nuevo y continuó sumido en sus pensamientos. No se dio cuenta del transcurso de las horas hasta que sonó el timbre entonces recogió las cosas automáticamente y se dirigió a la salida... pudo comprobar que si, que le estaba esperando, se acercó a él y le miró fijamente tras la mata de cabello.

-Ven un momento...- y empezó a caminar dirección a la máquina expendedora que había cerca de allí. Sabía que el chico se había quedado sin comida, así que quiso pedirle de algún modo perdón. El rubio sacó sus monedas y al llegar a la máquina expendedora metió un par de monedas y pulsó un par de botones, haciendo que cayera un batido de fresa. Lo agarró y se lo ofreció al peliazul.-Lo siento por lo que te han hecho mis compañeros...-

Para suerte del rubio, este llegó antes de que pasasen los 3 minutos, por lo que se encontró con Viper. Este al oirle que le acompañase, lo hizo, algo receloso, quizás temeroso por lo que había pasado, asi que caminaba alejado de él unos pasos, los suficientes por su se ponía brusco salir pitando de alli.
Al ver que le llevó a la maquina expendedora se extraño ladeando la cabeza mientras se preguntaba mentalmente que demonios iban a hacer allí. Su respuesta fue dada rápidamente al ver como el otro muchacho sacaba un batido de fresa y se lo entregaba.

Algo confuso tomo la bebida y se la quedó mirando unos segundos desviando luego sus azuladas orbes al rubio. Estaba bastante confuso, pues nadie antes le había invitado a algo como eso, es más, nadie antes había tenido ese pequeño detalle a pesar de que fuese de disculpa.

- No importa... - murmuró levemente apartando la vista del muchacho y dirigiendola a la bebida, la cual abrió y comenzó a beber. Se preguntaba si había sido pura coincidencia de que hubiese acertado en el sabor del batido, nadie, a excepción de su familia quizás, de que el batido de fresa o todo aquello que tuviese ese favor, era su preferido.

- ¿Solo me has hecho esperar para esto? - preguntó dejando de beber un momento el batido para luego continuar.
Lo bebia de una forma tremendamente adorable, con la cabeza levemente agachada mientras que clavaba sus ojos en donde suponía que estaba los de rubio tras aquel largo flequillo. Como era obvio todo estas acciones las hacía de forma incosciente, para él era algo natural comportarse algunas veces así, su escaso trato con otros chicos de su edad no le habian dado la rudeza, posiblemente, que otros poseian.

Entrecerró los ojos, observaba como bebía tiernamente, aquello provocaba que Belphegor se ruborizara un poco, algo leve. No quería que se le notara la verdad.-¿Solo?.. bien que estás bebiendo.- rió contento, se había puesto de buen humor porque Viper aceptara sus disculpas sin problemas. Miró de nuevo en el interior de la máquina expendedora e introdujo otro par de monedas, esta vez eligiendo un paquete de galletas de chocolate, lo agarró cuando cayó y se lo ofreció de nuevo al peliazul.-Por si tienes hambre...-

Alzó la cabeza y vio algunos compañeros, en ellos a sus ''amigos'' y a la pelinegra mirándole con asombro por estar tan cerca del peliazul, Bel les sacó la lengua y les hizo un corte de mangas y después volvió a sonreír a su compañero.-Que panda de idiotas... solo vienen conmigo para creerse guays y para ver si se les pega algo de mi inteligencia. No puedo hablar con ellos porque me aburren... Simples plebeyos..~- era increíble que Belphegor pudiera hablar así de sus supuestos amigos claro, aunque el rubio por supuesto que nunca los había visto de esa manera, realmente no sabía lo que era realmente tener una amistad.

-Viper..¿no?.. encantado.- se presentaba ahora sí, ya que nunca, nunca en la vida habían hablado ni siquiera para dirigirse un saludo o cualquier cosa, lo poco que sabía de él era que era uno de los mejores estudiantes, ambos eran los mejores estudiantes del curso. Al rubio no le gustaba la competencia pero en fin... tendría que aceptarla. Siempre sería el mejor, en todo.

Miró a sus ya no amigos marcharse algo indignados y refunfuñando, seguro que ahora estaban hablando mal de Belphegor o cualquier cosa, bah...

-Estúpidos...- murmuró para si mismo, mosqueado con ellos.

¿Como no iba a beber la bebida que más le gustaba en el mundo? Incluso si se la hubiese dado su mayor enemigo, hubiese caido en la tentación de probarla aun a sabiendas de que estuviese envenada.
Cuando el rubio le ofreció las galletas simplemente negó con la cabeza suavemente dejando de beber, ya se había terminado el batido, por lo que aplastó el envase con una sola mano y lo arrojo en su lugar de la basura.

Pudo ver también de reojo a los 'amigos' de Belphegor, notaba sus miradas de desprecio hacía ambos, pero estaba más que seguro que la mayor parte de esas miradas iban dirijidas al peliazul, era normal, mucho le miraban de esa forma que inclusive se hubo acostumbrado a ellas.
-Hum, ya veo...- fue la única respuesta seria y seca que le dio al rubio después de que este le soltase toda aquella parrafada de que sus amigos estaban con él por conveniencia y demás.
Ciertamente también era conocedor de que el muchacho rubio era de los mejores de la clase, iba por delante suya, pero solo un pueto y por el momento dicho caso no le quitaba el sueño, así que lo dejaba como estaba.

- Supongo que encantado también, Belphegor. - saludó con el mismo tono de voz que anteriormente, realmente hablar de esa orma le salía solo, no es que lo hiciese aposta realmente.
Observó como los otros chicos se marchaban, entonces recordó que él también debería de marcharse a casa para poder cambiarse de ropa y llegar a tiempo al trabajo.

- Tengo que marcharse, gracias, creo, por el batido, acertarste en el sabor. - Y tras eso y sin dar más explicaciones echo a andar hacía la salida a paso rápido, una vez que llegó a la salida de la escuela hecho a correr, ya llegaba tarde y eso era un hecho que le molestaba demasiado.

Como un idiota se quedó allí, con las galletas en la mano viendo como el otro se marchaba. Quería tener su número de móvil y no le dio ni tiempo a pedírselo...eres patético Belphegor, muy patético. Se guardó las galletas en la mochila y emprendió su camino hasta el exterior de la escuela y luego hasta su casa. Vivía algo lejos a las afueras de Namimori ya que era un niño rico y vivía en una mansión enorme, con sus padres, su gemelo y algunos criados. Más o menos tardaba veinte minutos en ir a su casa.

Ignoraba a todo aquel que pasaba por su lado, el rubio caminaba con la cabeza algo agachada, seguía pensando en Viper, la imagen mental de sus compañeros y él en el suelo a punto de ser violado le había dejado algo trastocado, de repente quería acercarse a aquel chico misterioso ¿pero cómo? parecía difícil, muy difícil, por eso estaba atraído realmente, mañana intentaría acercarse mejor a él pues ahora ya no podía hacer nada. No sabía donde vivía ni nada de nada.

Y empezó a acercarse a su casa un mayordomo le abrió la puerta y sin ganas de saludar ni hablar con nadie se fue a su cuarto, aún no había llegado Rasiel así que aprovecho para poder estar tranquilo y agarrar su portátil. Se tumbó en la cama con el aparato encima y lo encendió, lo primero que hizo fue conectarse al Facebook, ver sus cosas que tenía que no eran nada del otro mundo, actualizar estado y buscar por el nombre de Viper, encontró solo a uno y le pidió petición de amistad... por algo se empezaba ¿no? Resopló y jugó con Farmville y luego hizo un par de ''Preguntas Inesperadas''. Bloqueó también a sus antiguos amigos y a Kiara y cerró el facebook, le aburría.

Como no tenía nada que hacer se puso a ver videos en Youtube de comedia pero ninguno le hizo gracia, apagó el portátil y se acomodó en la cama... ¿Que podría hacer?

Para su suerte llego a tiempo a su trabajo, después de haberse cambiado a una ropa más cómoda para él, aunque ciertamente verle con el uniforme y después con aquella clase de ropa de estilo visual kei, era un total shock, para su fortuna cuando vestia de esa forma nadie de sus conocidos de la escuela eran capaces de reconocerle.
Al llegar al trabajo, una pequeña tienda de 'magia' de estilo occidental se ocupó de sus pequeñas labores alli como barrer el suelo, limpiar los estantes y ocupar un rato el puesto de dependiente mientras el dueño atendia a los clientes que pedian cita para tiradas del tarot.

Mientras le tocaba esa última tarea se dio el lujo de sacar su pequeño portatil de la maleta y conectarse al Facebook, por linea de lo normal, mucha gente le agregaban a su perfil por el simple hecho de que habían visto sus fotos y se habían 'enamorado' de él. Esta clase de suceso a veces le parecia tremendamente divertida, incluso jugar con algunas de las chicas haciendoles creer que él también sentía algo por ellas y a la hora de verse las caras no aparecer nunca jamas, incluso con chicos, porque al fin y al cabo debía de admitirlo no le hacía ascos a ninguno de los dos sexos.

Pero se sorprendio al ver la petición de amistad de Belphegor, '¿Cómo demonios...?', pero luego se percató de que era algo obvio si tenia su nombre original, tras pensarlo unos minutos le aceptó y cerró el portatil, debía de seguir trabajando; unos clientes llegaron a la tienda.

Ya pasada su pequeña jordana laboral volvió a casa y tras realizar sus deberes sin mucho esfuerzo, volvió a conectarsé, esperando ver quien era la proxima persona que se dedicaba a intentar engatusarle.

Había encendido la televisión durante un rato pero se aburrió porque empezaban a dar novelas románticas, así que volvió a apagarla y agarró el portátil, metiendose en facebook de nuevo y viendo como Viper le había aceptado, un salto le dio el corazón si. Antes de meterse a ver su muro, se metió en lo de Rasiel y le dejó en el muro ''Eres un estúpido'', contento volvió a su perfil aunque se le quitó el buen humor al ver un mensaje en su propio muro, una de esas chorradas de cadenas de que se iba a morir a medianoche, si venia alguien a matarle se encargaría él mismo de que el otro sufriera. Comentó en ese mensaje en tono borde, mandando literalmente a la chiquilla que le había dejado eso a la mierda. También tenía un par de preguntas inesperadas que eran de diferente persona, pero ambas la misma pregunta '¿Quien sería en Quien quiere ser Millonario tu comodín?'' y habían puesto su nombre, al rubio se le subió el ego y con una sonrisa en la cara le dio a la opción de ''Me gusta'' en ambos.

Fue a su BuddyPoke y le cambió el color de la ropa y tras eso, mandó un abrazo a Viper, sonrojándose mientras le daba click a esa opción. Tras eso se metió en el muro del peliazul y se sonrojó más al ver la foto de perfil. N-no parecía él.

''¿Mañana podríamos quedar en algún sitio e ir juntos al colegio? tengo otra sorpresa de agradecimiento <3'' y se lo envió.. ¿Por qué demonios actuaba así? volvió a su muro y puso en su estado ''esperando a que llegue el estúpido e inútil de @Rasiel'' tenía ganas de hablar con él, después de todo en este tema le podría ayudar ya que su gemelo ha tenido varios romances que ha contado solo a Belphegor.

Se unió a unos cuantos grupos, por no decir que se estuvo media hora dando clicks a ''unirse a este grupo'', le entretenía... de verdad que esas cosas eran un vicio.

¿Es que la gente no se cansaba de seguir diciendole todas estas tonterías? Su muro esta plagado de mensajes inútiles de gente diciendole lo guapo/sexy/lo que se les ocurriese, en la foto de perfil. Ciertamente se quedó mirando su propia foto, donde se le veia bastante bien.
Mientras contestaba los vanales mensajes del muro y de las Preguntas Inesperadas, del estilo '¿Con quien tendrías una noche inolvidable?', iba pasando.
Entonces es cuando algo le hizo fruncir el ceño ciertamente molestó, observó como su ''compañero'' de clase le habia enviado un abrazo.

- ¿Qué demonios se piensa este? - se pregunto a si mismo en un murmuró mientra pasaba de contestarle nada. Al entrar de nuevo al muro vio el mensaje que le había dejado. - Ciertamente este tipo quiere algo... - volvió a hablar solo.
No pensaba contestarle, ¿Y si alguien de la clase que le tuviese agregado se enteraba de la existencia del perfil del peliazul? Ni muerto quería que sus compañeros descubriesen su 'segunda vida', es por ello que abrio el chat y para su suerte el rubio estaba conectado; enseguida clikeo en su nombre abriendose la conversación.


'-No pienses que voy a quedar contigo para ir mañana a clase juntos, ya te perdone por lo que hizo los brutos de tus amigos y todo quedo ahí, no me interesa mantener relaciones de ''amistad'' con nadie y menos quiero algo de agradecimiento que venga de ti, no quiero deberle nada a nadie. -' Y escrito esto lo envió y cerró la conversación sin darle oportunidad de responderle.

Satisfecho de esto, apagó el ordenador y fue a cenar, darse un largo baño y a dormir, a la mañana siguiente para su desgracia volvia a tener clase.

Leyó esas palabras, y se enfadó, mucho. Apagó el ordenador y empezó a dar vueltas en toda su habitación, pateó la cama de Rasiel (claro no iba a patear la suya) y continuó dando vueltas, estaba en medio de un berrinche, se estiraba de los pelos histérico y justo entro su hermano gemelo que casi se lanza Belphegor encima suyo para desahogarse a golpes, pero como su gemelo extraordinariamente era más fuerte que él y logró más o menos agarrarle y calmarle. Bel no le quiso contar que le pasaba así que el otro tuvo que dejarle en paz e irse a otro sitio hasta que se calmara del todo.

-¡Estúpido niñato creído! ... ¡Gilipollas!- se lanzó encima de su cama a golpear la almohada.. ¡Por una vez que trataba de ser amable y ese estúpido niñato era un maldito borde!

Se fue a dar una ducha fría y luego en boxers se tiró a dormir, sin cenar ni nada... todo el malhumor que tenía encima le había quitado todo tipo de hambre, se puso la alarma mucho más pronto que de costumbre y se echó a dormir. Si ese Viper quería pasar de él, no lo conseguiría tan fácilmente. Ahora no era querer acercarse a él, ahora quería solo eso por puro orgullo. Cerró los ojos e intentó coger el sueño, pero con toda la histeria que llevaba encima no ayudaba en nada, hasta que no pasaron un par de horas el rubio no logró conciliar el sueño.

A la mañana siguiente, se levantó a las seis se vistió fugazmente y se quedó mirando durante unos segundos como dormía, hasta que no pasaran una media hora él no despertaría, bajó a la cocina y una criada le preparó el desayuno, no era nada típico de Japón, todo lo contrario, unas tostadas con mantequilla y galletas de chocolate, devoró rápidamente todo y eso y para vengarse de su hermano agarró ambos almuerzos que habían preparado hace nada las criadas, lo guardó todo en su mochila y salió corriendo hacia su escuela, queriendo llegar el primero. Eran las siete y cuarenta cuando más o menos ya llegaba a la escuela, entró con todas las prisas del mundo y volvió a la máquina expendedora, compró el batido de fresa y fue a su clase, depositandolo sobre el pupitre de Viper y marchándose, graciosamente se quedó dormido allí, en su pupitre, con los brazos cubriendole la cabeza

Como todas las mañanas, se levanto puntual cuando el despertador sonó a las seis y treinta minutos, la escuela le pillaba muy lejos de su casa es por eso que debía levantarse pronto o nunca llegaría a tiempo a la escuela.
Una vez que hubo desayuno, vestido y con todo listo en la maleta, se marchó hacía la estación de tren para coger el primero que le llevase hasta cerca de la escuela. Conocía el trayecto de memoria de tantas veces que lo llevaba haciendo que incluso podría hacerlo con los ojos cerrados que no se equivocaría.

Después de ese trayecto donde el mismo ejecutivo pervertido se le quedaba mirando no con muy buenas intenciones, bajo del tren y fue caminando tranquilamente hacía la escuela, podía ver a varios alumnos que también iban de camino hacía allí, pero como era normal no saludaba ni dirijia la mirada a ninguno, como si fuese él solo por la calle sin nadie más.
Al llegar a la escuela subió directamente a su clase, le gustaba disfrutar de la soledad que se sentía cuando estaba allí. Pero cual fue su sorpresa que al entrar se encontró con el molesto muchacho rubio dormido sobre el pupitre y en su mesa un batido de fresa de la maquina expendedora de la escuela.

Estrechó los ojos algo molesto por eso, ¿Es qué no le dejo claro con aquel mensaje que no quería nada más de él? Se acercó a su pupitre y cogio el batido, le iba a doler en el alma hacer eso porque a fin de cuentas era su batido favorito, pero debía de dejarle más claro aun si era posible que no quería nada más de él.
Es por eso que agarro el batido y sin pensarselo lo tiro a la basura, después de eso, tomó asiento en su pupitre y saco un libro de lectura.

Dormía profundamente sin soñar, no sabía exactamente cuanto había dormido pero despertó cuando el profesor recién entró en la clase, justo para hacer el saludo de la mañana y volvió a sentarse perezosamente. Sus ojos soñolientos se dirigieron al peliazul... ¿Tan fácil era ser ignorado? una punzada humillación le atravesó al pecho al ver que Viper ni siquiera le dirigía una maldita mirada... ¿Que habría hecho con el batido de fresas?

La primera hora de la mañana empezó, Ingles. El profesor leía una poesía en ingles pero Belphegor no se entero de lo que iba, miraba a su compañero de cabellos azules, irritado, muy irritado. Alzó la mano y para pedir ir al baño y después de conseguir el permiso el rubio salio apresurado de la clase, caminando con pasos rápidos hasta el baño, entró en él y se lavó la cara con agua fría.-¡Estúpido!- exclamó enfadado al recordar a Viper y sus malditas borderías. ¿Por qué demonios se estaba obsesionando tanto por él? No tenía nada especial, quizás su pelo... encima cada vez que el peliazul era más borde con él más ganas tenía de acercarse a él ¿Esto que era!? Masoquismo.

Suspiró, debía tranquilizarse o no conseguiría nada estando nervioso todo el día, se arregló el pelo, volvió a mojarse la cara con agua y volvió a clase. Para su suerte ya había acabado el poema de inglés y ahora estaban haciendo unos ejercicios en la pizarra. Automáticamente Belphegor desconectó de clase y se puso a hacer dibujos incomprensibles en una hoja de libreta que después cuando terminó no entendió nada. Agradeció que el profesor no lo sacara a la pizarra, si tenía que salir y estar delante de todos, de Viper, se moriría.

Y lo miró de nuevo... ¿de verdad que era ese el de la foto del facebook? no se parecían en nada, bueno... eran.. bonitos, Bel se sonrojó y agitó la cabeza al tener ese pensamiento ¿Bonito un hombre? ¡No! deja de pensar Bel, desconectate ya... ¡es un hombre! aunque no lo parezca.

A diferencia de otras mañanas una minima parte de su mente se alejaba de las clases y pensaba en lo insistente que era el muchacho rubio. Frunció el ceño y se autopateo mentalmente por estar pensando en él, no merecía la pena. Por suerte la primera hora de clase era inglés, una asignatura que amaba sobre todas las cosas, salió a la pizarra un par de veces a realizar ejercicios que eran, al menos para el peliazul, extremadamente faciles de realizar.

Oyó como Belphegor pidió permiso para ir al baño, le extraño un poco, pero no llamó su atención lo suficiente como para volverse a mirarle, no iba a darle el gusto al menos por el momento. Tras un rato volvio a oir como llegaba a clase y sin más las horas continuaron sin ningún altercato destacable para Viper.
La mañana paso bastante rápido y sin darse cuenta llegó el descanso del almuerzo, cuando el timbre sonó el peliazul se levanto y fue a coger de su maleta el almuerzo, pero entonces recordó que aquella mañana no llevaba nada para comer porque el día anterior se hubo dejando su caja en la azotea y no quiso volver a por ella.

- Bueno, es igual... - murmuró a si mismo e incorporandose, salió de la clase a paso lento pero seguro y se fue a la azotea. En aquel momento se arrepintió de haber tirado a la basura el batido que el rubio le había dejado sobre la mesa aquella mañana, pero ya estaba hecho y no pensaba rebuscar en la basura para encontrarlo. Lo hecho, hecho estaba no había vuelta atrás.
Al llegar a la azotea se sentó en el lugar de siempre y efectivamente su caja aun estaba alli tirada, la recogió y la inspecciono; estaba en perfecto estado para su suerte, así que la cerró y se quedó con ella sobre el regazo mientras apoyaba la cabeza en la pared cerrando los ojos.
'Quizás si duermo un poco se me olvida el hambre....' pensó mientras se relajaba gracias a la brisa suave que soplaba aquella mañana.

Y las horas de nuevo pasaron lentamente, muy muy lentamente. Pensaba que alguien le había dado una patada al reloj para que fuese más lento o algo, para su alegría sonó el timbre y antes de levantarse se esperó a que el peliazul saliera por la puerta y agarrando su mochila con las dos cajas que llevaba. Sonreía, sabía que ahora su hermano estaría maldiciéndolo. Salió de clase y antes de subir a la azotea compró otro batido de fresa con las dos últimas monedas que le quedaban, agarró la bebida y empezó a correr hacía arriba.

Subía los peldaños de las escaleras con una sonrisa dibujada en el rostro... ¡Eh! ¿Estaba ilusionado? no podía ser así, debía permanecer normal, tenía que recordar que estaba enfadado con él. Hizo más lentos sus pasos y siguió subiendo, suponía que estaba allí el chico ya que nunca lo veía por otra parte y ayer había coincidido que lo había encontrado allí... esperaba tener suerte y que no le echara de su ''territorio''.

Terminó de subir las últimas escaleras y salió a la azotea, el cielo estaba azul, sin ninguna molesta nube... ese tiempo ponía de buen humor a Bel a pesar que le gustaban más los días nublas, sobretodo los días de tormenta. No tardó mucho en distinguir ese pelo azul carismático, se acercó y sin preguntar ni nada se sentó a su lado, abrió la mochila y dejó su propia caja que tenía una 'B' y era de color rojo encima las piernas de Viper al lado de la otra caja, la de su hermano gemelo se la puso encima también.-Y toma.- le dio un nuevo batido de fresa de nuevo. Sin decir nada más se puso a comer, ignorando lo que diría el otro ante su osadía y descaro.

Estaba tan relajado que ni se dio cuenta cuando el rubio salio a la azotea y se sentó a su lado, solo se percato de ello cuando le colocó sobre las piernas aquella caja de almuerzo.
Abrio los ojos algo asustado en los primeros cuatro y cinco segundos, pues se hubo sobresaltado, luego le miró y cambio su expresión de sorpresa a un ceño fruncido.

- ¿Qué demonios estas haciendo aqui? ¿Y para que me traes esto?. - preguntó en el tono más borde que le era posible. Aquel chico era tan molesto que ya no sabía como demonios hablarle o que demonios hacer para que dejase de acosarle de esa forma, porque al menos asi se sentía el peliazul, acosado. Llego a pensar que prefería a aquel viejo pervertido del tren de cada mañana que al chico rubio que ahora estaba sentado a su lado y comía tranquilamente ignorando aquello que le estaba diciendo.

Resignado al ver que no conseguiria nada, abrió la caja que le había dado y miró por encima lo que había en su interior. Ciertamente se sorprendio al ver cuan bien elaborada estaba aquella caja, por lo que llegó a la conclusión de que era imposible que su compañero la hubiese hecho, tenía pinta de ser un negado en la cocina.
Tras pensarlo mucho, empezo a comer con cierta timidez, evitando mirarle, mayormente porque no estaba acostumbrado a comer en presencia de nadie que no fuese sus padres así que se sentía algo cohibido.

- ¿Puedo saber que es lo que quieres de mi?... - preguntó en un tono mucho más afable y tranquilo, mientras dejaba de comer y giraba la cabeza para mirarle. Clavó sus orbes azules en el muchacho rubio, esperando una respuesta, no le miraba con odio, o rabia, simplemente le miraba con expresión indiferente. - Ya te dije que perdono a tus amigos por lo que intentaron hacerme, no tienes que seguir con este teatrilo de aparentar que te caigo bien. -

Tuvo miedo que le tirase encima la caja al no esperarse eso, pero para la ilusión del rubio no fue así, se emocionó cuando lo vio comer. Eso significaba que el primer combate lo había ganado por algún modo llamarlo. Se comió primero las salchichas que tenían forma de pulpo y luego empezó con el arroz, le gustaba el estilo de comida japonesa aunque no se acababa de acostumbrar... menos mal que en casa comía variado porque si tuviera que alimentarse de cada día de lo que comían los japoneses explotaría.

-A mi no se me da bien fingir, simplemente me interesas.- Belphegor no se había dado cuenta pero como antes había corrido para subir las escaleras su flequillo estaba abierto por un lado, dejando a ver un gran orbe de color azul cielo, como estaba acostumbrado al flequillo y podía ver a través de él no lo notó en absoluto. Miraba fijamente al peliazul también.-Ya no soy amigo de ellos.- replicó antes de meterse la última porción de arroz en la boca, le costaba comer con palillos, siempre le dolían los dedos y a veces se le caía la comida... era irritante. Y luego había más arroz, onigiris, bueno, por lo menos cambiaría de sabor un poco.

Agarró la primera bola de arroz y la mordió.-Y me gusta estar con gente que se acerca a mi nivel.- referiendose a la inteligencia claro está, después de tragarse ese onigiri tenía arroz en los labios y en la mejilla, de comer con tanta voracidad. Se relamió los labios limpiándose y luego se quitó lo de la cara.-No pareces estar interesado en socializarte...- comentó entretenido dándole vueltas a la segunda bola de arroz.

Escuchó atento hablar al rubio, mientras este comia, también se fijo en que uno de sus ojos se podía ver perfectamente y que al igual que él, eran de color azul solo que en un matiz totalmente diferente.
También terminó de comer mientras este hablaba, oyendole decir que no era amigo ya aquellos tipos tan brutos e idiotas, y que estaba interesado con él por su nivel.
Era consciente de que era el segundo mejor de su curso y que el otro chico era el primero, pero no había mucha diferencia entre sus notas, apenas pocas décimas de punto era lo que le diferenciaban.

Al acabar de comer, dejó a un lado con cuidado la caja ajena, apartandose un poco el pelo rebelde que se le había colgado por el rostro al agacharlo un poco.
Miraba al frente en todo momento, pero no por ello no estaba mostrandole atención, es más, toda su atención estaba puesta en el muchacho. Algo extraño pues nunca antes lo había hecho; nunca antes había puesto tanta atención en un compañero de clase.

- Veo que tú también te acercas a mi por conveniencia. - soltó con total naturalidad dedicandole una mirada de reojo. - Tampoco me importa, no eres el primero ni seras él último en acercarte a mi por ello, algunos lo hacen porque les atraigo y otros como tú, por mi alta inteligencia. - Se mantuvo unos segundos en silencio sin moverse y sin apenas pestañear, tras esos segundos agacho la cabeza levemente mirando al suelo. - Ciertamente no me interesa socializarme con nadie, las personas solo me valen para ganar dinero, no me interesan para nada más... Igual que yo no les intereso para nada más que dedicarme unas palabras ''bonitas'' y tras ello se olvidan de mi... -

Y suspiró volviendo a adoptar una expresión seria y fría, volviendose hasta el rubio.

- Gracias por haberme invitado a comer y te lo devolvere de la misma forma, pero no intentes ser 'amigo' mío, ya dije que no me interesan... - Y tras ello, tras haber hablado de esa forma fría con cierto matiz melancolico se levanto, cogiendo su caja del almuerzo olvidada y marchó de nuevo a la clase.
Ciertamente sin darse cuenta había contado a aquel 'desconocido' la razón por la que odiaba tanto a los demás; porque estaba completa y absolutamente solo ya que nadie nunca quiso conocerle de verdad.