¿Un día aburrido? (Libre, de momento...)

Era un día cálido y soleado, de esos en los que los pajarillos pían en el cielo, los niños juegan en las calles y las madres aprovechan para hacer la colada.
La gente se divertía en la calle y salía con los amigos, por ello era algo inusual que Takeshi Yamamoto se encontrara en su habitación, tirado en la cama y leyendo mangas. El día era apetecible pero aun así no había salido a entrenar; ni se había ido para casa de Tsuna, donde seguramente estaría todo el mundo alegre y armando bulla. Se encontraba sin ganas ni energías para moverse ya que últimamente no había acontecido nada interesante, simplemente pasaban los días.
A eso de la media tarde, su padre (harto de tanta inactividad) le indicó “amablemente” que ya podía salir de casa y buscar algo productivo que hacer o lo pondría a limpiar “algunas” zonas de la casa.

Y así se encontraba, deambulando por las calles de Namimori, sin saber que hacer…ni con quien.

Desde bien temprana hora en la mañana había estado en casa del joven vongola décimo, un día como aquel, donde no había nada importante que hacer era ideal para pasarlo con su adorado ''jefe''. Pero llego al tarde para desdicha del peliplata y se vio obligado a abandonar la casa del décimo y retornar a la suya propia.
Hubo un detalle que le resultó curioso, pero que tampoco llamo su atención tanto como para pensarlo durante mucho rato; ¿Por qué Yamamoto no había aparecido en toda la mañana?
Caviló la respuesta durante unos segundos, para luego desistir, diciendose a si mismo que así, sin él, estaba mucho más agusto con el décimo.

Al salir de la casa del jefe vongola puso rumbo a la tienda de alimentación, pues si quería cenar esa noche, primero tenía que abastecer su refrigerador con comida. Mientras caminaba tranquilamente por la calle mientra degustaba uno de sus cigarrillos se encontró de frente con el desaparecido Yamamoto.
Pusó una mala cara, como era costumbre cada vez que lo veía, pero sabía que Tsuna se había preocupado por él, así que le preguntaría que era lo que le ocurrió.

- Hey, Yamamoto. - Le llamó para llamar su atención, se le veía más distraido de lo normal. - ¿Por qué no fuiste hoy a casa del Décimo? - preguntó terminando de acercarsele y ponerse justo frente a él.